martes, 29 de julio de 2008

NI CARNE NI PESCAO




¿Ciencias o letras? Me gusta ducharme con agua templada.
¿Ciencias o letras? ¿Me pone un cortao con la leche natural?
¿Ciencias o letras? Después del sexo, antes, e incluso durante agradezco la ternura y la sensualidad.
¿Ciencias o letras? A mi no me lo pregunte que soy culé
Ciencias y letras. Es lo mismo. No hay tal dicotomía. Todo es ciencia. Hasta la poesía lo es. Y la música. Somos cifras. Símbolos socialmente aceptados.
Analítica completa: números.Son más cómodos. Evitan problemas de interpretación.

Analítica completa: “Querida Ana Isabel:
Imagino que a estas alturas de tu vida no ignoras cuán arriesgas tu salud y tus niveles vitales con tu inconstancia reiterada en cuestiones de dieta mediterránea. Es por ello que te informo a requerimiento de tu facultativo de que tienes el colesterol un poco envalentonao. No es que tengas que medicarte ¡cuantos quisieran tener esos nivelazos que tu tienes!, pero no estaría de más que empezaras a pensar un poco en tus arterias, no mucho rato, solo lo justo a la hora de comer y de meterte las fiestas que te metes.
Por lo demás, tienes unos parámetros hemáticos que son la envidia de tu cuenta corriente.”

Mucho más personal es, pero poco práctico de interpretar por un señor que lleva cinco años estudiando jeroglíficos. ¡Ah las eternas carreras de ciencias! ¡Ah las eternas carreras de letras que encima no sirven para nada!.
Los médicos, llevados por ese absoluto desprecio por la literatura, no saben ni escribir. “Es que tengo letra de médico, y el trabajo que me costó perder mi estupenda caligrafía”.
-Señor Morales, es usted sin duda uno de los alumnos más brillantes de su promoción, pero déjese ya de veleidades literarias y escriba sus diagnósticos sin adornos ni metáforas, leñe.
-Señor Morales, creo recordar que no es la primera vez que le hago esta sugerencia, es por ello que pienso que nos esta usted tomando el pelo a modo. No solamente ha hecho caso omiso de mis recomendaciones a cerca de evitar las florituras en sus comunicaciones escritas, sino que, además; continua teniendo una caligrafía propia de una monja. Si piensa seguir haciendo sonetos, le ruego que al menos encripte debidamente sus escritos adaptándose a los garabatos propios de nuestra corporación.

-“Es que tengo letra de médico”.
-Pero si tu eres taxista, tu lo que tienes es una mierda de letra.

-“Pues mi Luisito seguro que será médico, no hay manera de que le ponga un puntito a la i y además hace las efes que parecen ges”.
- “O taxista, que la naturaleza es muy caprichosa”

-“Niño, a ver si aprendes del Luisito y dejas ya la redondilla o no serás nada en la vida”.
-“Es que no me sale, mamá”.
-“Pues escribe con la izquierda”.

-“Antonio, dile algo al niño, que a mi no me hace caso con la caligrafía”
-“Déjalo mujer ,que nunca se sabe, que los notarios tienen muy buena letra”


La letra de médico viene a ser como lo de las manos de pianista.
“Y tu quieres ser pianista con esas zarpas?”
-“Si, que pasa, los que tocamos de oído podemos tener los dedos como canelones”.
-“¿Y no serías mas feliz llevando un taxi con esas garras que tienes y lo mal que escribes?”.


Cifras. Estadísticas.
-Las estadísticas son la ciencia-ficción de los número. Ficción pero ciencia al fin.
La estadística es la única disciplina capaz de aunar el eterno yin-yan
Sirve, por ejemplo, para demostrar cien-ti-fi-ca-men-te algo tan romántico y tan novelesco como que los vampiros no existen.
Demostrar la no existencia de un no muerto también plantea dudas de etiología diversa. Por un lado filosóficas ¿doble negación es afirmación? . Y por otro matemáticas ¿menos por menos es mas?.

A la luz de la estadística, nos fastidie o no a los de letras, demostrar que los vampiros no existen es tan sencillo como hacer una progresión aritmética. A ese ritmo de morder yugulares (hay que comer todos los días) y teniendo en cuenta la población mundial, a estas alturas todos pálidos y con capa roja. Aunque hay veces que servidora se siente algunas noches como si hubiera atravesado océanos de eternidad...no se...
Con los zombies pasa mismo. Lo que ocurre es que en el caso de esa gentuza a medio podrir, no hace falta calculadora, se les nota mucho la condición y ya nos hubiéramos dado cuenta a simple vista.

En fin, que el ajedrez no solo es un deporte, sino que es matemáticamente el único deporte que se puede practicar sin público. Lástima que no puedas reclamar fuera de juego, porque raramente, solo en caso de partidas jugadas en casinos barajeros, alguno de los participantes saca el caballo mas allá del recorrido que le es propio.

El dominó nunca llegará al prestigio de deporte. Yo creo que por culpa de la terminología.
-Jaque!
-Me doblo!
-Jaque mate!
-Sergio, coño no me ahorques el seis doble!
-Otra vez jaque!
-Paso!
El jugador de dominó suele apostarse las copas y jugar por parejas con un compañero al que poder echar las culpas.
El jugador de ajedrez suele ser ruso, mirada fiera y poco dado a compañerismos.
El ajedrez necesita silencio y concentración.
El domino quiere alboroto y picardía. Y así le va. ¡Que le haremos!

Ciencias o letras?.

lunes, 28 de julio de 2008

DROGA TIERNA

Dejar de fumar. Dejar el tabaco pero no justo al ladito para echarle mano de vez en cuando, hablo de un dejar en el olvido antes de que la muerte se quede con tu opción.
He escuchado mil historias de fumadores conversos a la fe antitabaco y por lo general, la decisión de pasar al otro lado, se empieza a considerar después de sufrir un infarto, un enfisema pulmonar o tras un divorcio por incendio repetido del domicilio conyugal iniciándose este en un cenicero.
No es fácil, por tanto, abandonar el hábito cuando se está en la cresta del consumo, cuando aún se pueden subir escaleras sin dificultad, no se tienen los dedos amarillos ni los dientes grises y, en definitiva, todavía se dispone de unos cuantos añitos para ir disfrutando del tabaco.
Es por este motivo que, encontrar una razón para dejar de fumar se me ha hecho tan esquiva durante 23 años, y que si hoy mantengo una lucha contra la tentación, es porque disfruto de una tos presuntamente asfixiante, dolor pectoral, afonía y postración general.
Tengo que confesar que me alegro de haber vivido para ver este día y poder contarlo, porque a pesar de que técnicamente apenas puedo respirar, sigo deseando con verdadera lujuria un cigarrillo. En 24 horas de lucha a brazo partido contra el vicio, no he encontrado nada que me consuele ni me haga sentir orgullosa de mi heroica gesta, al contrario, me siento como una completa idiota solo por considerar semejante estupidez. Los procesos mentales del recién estrenado no fumador podrían servir de guión para una película de Almodóvar:.
-“Si fuera capaz de poner cada día en una hucha el dinero del tabaco que me ahorro en lugar de gastármelo en croissants de chocolate y caramelos de menta, a final de año y si tuviera paciencia y no la rompiera en semana santa para ir a la playa, podría hacer ese viaje que nunca me he atrevido a emprender por miedo a no ser capaz de aguantar dos horas sin fumar dentro de un avión”.
-“Pero...¿qué quiere esa sustancia toxica adictiva? ¡no me llames mas!, no quiero, tu te estás ahí quietecita en tu forma habitual de paquete de tabaco que cuando quiera fumar ya fumaré, pero ¡no cuando tu lo digas, demonios!”.
-¿Fumar?, ¿Fumar yo?, si no he fumado en mi vida ¿por qué tendría que empezar ahora?”.

Haciendo valer un supuesto defecto que me adorna y que acompaña cada minuto de mi existencia; la terquedad, pretendo pasar al menos otras 24 horas tosiendo como una tísica y jurándome a mi misma que no volveré a ponerme un cigarrillo en la boca.

Al afecto de infundirme un ánimo que no tengo, busco información a cerca de los beneficios de dejar la nicotina y me encuentro algunas contrapartidas que no me satisfacen en absoluto y otras que no están nada mal. De entre estas últimas, cabe reseñar la recuperación del gusto y del olfato, y me pregunto ¿Y no será pernicioso recuperar esos sentidos después de 23 años?, mira que si de repente descubro el mal gusto que tuve años atrás en elegir por compañero de vida al que hoy me sirve y además descubro que huele fatal ¿eh? ¿eh?, será un divorcio un mal mayor comparado con un cáncer de pulmón con lo caros que se han puesto hoy los fenicios de los abogados...

jueves, 17 de julio de 2008

¿Se acuerdan ustedes en esos individuos de cualquier sexo, edad y condición que ostentaban en la solapa de la americana, pechera desafiante de jersey acrílico o cualquier otro tipo de soporte humano, una pegatina circular que invitaba a perder peso y a preguntar a cerca de cómo hacerlo a un perfecto desconocido? ¿Eh?, y ya que estamos, ¿No les parece esta una pregunta excesivamente larga, despreciando por irrelevante la complejidad de la respuesta?.

En principio la ocurrencia puede parecer chocante, estrafalaria y hasta chabacana, pero bien mirado resulta ser una excelente idea.

Imaginen un mundo lleno de individuos adornados con diversos adhesivos en los que se anuncien las mas variadas habilidades personales.

Por ejemplo: “Pego cinco polvos en dos horas, pregúnteme como” o “Hago replicas exactas a cualquier escala de la giralda de Sevilla con pan Bimbo sin corteza, pregúnteme como” o “Yo jamás he hecho la declaración de la renta, pregúnteme como (soy un bromista)” o “Yo se por que los lavabos adaptados para minusválidos siempre están en el water de señoras y nunca en el de caballeros, ni se le ocurra preguntarme como lo se, o le atropello con la silla de ruedas hasta que deje de hacer preguntas”, o “Yo se como rebozar cartón ondulado de embalaje convencional de manera que parezca una escalopa, pregúntenle como a mi señora”, o “Dispongo de dos horas para que alguien me pegue cinco polvos, no pregunten si soy la parienta del desgraciao que va por ahí alardeando de semejante cosa”.

Piensen en la cantidad de oportunidades que hemos dejado escapar por no saber, por no atrevernos a preguntar como. Y reflexionen a cerca de lo inútil que resulta todo eso de las nuevas tecnologías y el exceso de información si nadie nos dice lo que de verdad queremos saber. Pregúntenme como.