lunes, 28 de julio de 2008

DROGA TIERNA

Dejar de fumar. Dejar el tabaco pero no justo al ladito para echarle mano de vez en cuando, hablo de un dejar en el olvido antes de que la muerte se quede con tu opción.
He escuchado mil historias de fumadores conversos a la fe antitabaco y por lo general, la decisión de pasar al otro lado, se empieza a considerar después de sufrir un infarto, un enfisema pulmonar o tras un divorcio por incendio repetido del domicilio conyugal iniciándose este en un cenicero.
No es fácil, por tanto, abandonar el hábito cuando se está en la cresta del consumo, cuando aún se pueden subir escaleras sin dificultad, no se tienen los dedos amarillos ni los dientes grises y, en definitiva, todavía se dispone de unos cuantos añitos para ir disfrutando del tabaco.
Es por este motivo que, encontrar una razón para dejar de fumar se me ha hecho tan esquiva durante 23 años, y que si hoy mantengo una lucha contra la tentación, es porque disfruto de una tos presuntamente asfixiante, dolor pectoral, afonía y postración general.
Tengo que confesar que me alegro de haber vivido para ver este día y poder contarlo, porque a pesar de que técnicamente apenas puedo respirar, sigo deseando con verdadera lujuria un cigarrillo. En 24 horas de lucha a brazo partido contra el vicio, no he encontrado nada que me consuele ni me haga sentir orgullosa de mi heroica gesta, al contrario, me siento como una completa idiota solo por considerar semejante estupidez. Los procesos mentales del recién estrenado no fumador podrían servir de guión para una película de Almodóvar:.
-“Si fuera capaz de poner cada día en una hucha el dinero del tabaco que me ahorro en lugar de gastármelo en croissants de chocolate y caramelos de menta, a final de año y si tuviera paciencia y no la rompiera en semana santa para ir a la playa, podría hacer ese viaje que nunca me he atrevido a emprender por miedo a no ser capaz de aguantar dos horas sin fumar dentro de un avión”.
-“Pero...¿qué quiere esa sustancia toxica adictiva? ¡no me llames mas!, no quiero, tu te estás ahí quietecita en tu forma habitual de paquete de tabaco que cuando quiera fumar ya fumaré, pero ¡no cuando tu lo digas, demonios!”.
-¿Fumar?, ¿Fumar yo?, si no he fumado en mi vida ¿por qué tendría que empezar ahora?”.

Haciendo valer un supuesto defecto que me adorna y que acompaña cada minuto de mi existencia; la terquedad, pretendo pasar al menos otras 24 horas tosiendo como una tísica y jurándome a mi misma que no volveré a ponerme un cigarrillo en la boca.

Al afecto de infundirme un ánimo que no tengo, busco información a cerca de los beneficios de dejar la nicotina y me encuentro algunas contrapartidas que no me satisfacen en absoluto y otras que no están nada mal. De entre estas últimas, cabe reseñar la recuperación del gusto y del olfato, y me pregunto ¿Y no será pernicioso recuperar esos sentidos después de 23 años?, mira que si de repente descubro el mal gusto que tuve años atrás en elegir por compañero de vida al que hoy me sirve y además descubro que huele fatal ¿eh? ¿eh?, será un divorcio un mal mayor comparado con un cáncer de pulmón con lo caros que se han puesto hoy los fenicios de los abogados...

6 comentarios:

Anónimo dijo...

yo he sido fumador mas de 25 años
y de un dia para otro lo deje.
no subestimes la fuerza de voluntad
del ser humano que sin querer esta
destruyendo un planeta,por una vida
mejor.
emilio un beso.

Unknown dijo...

Yo he dejado varias veces de fumar, pero por culpa del cigarrillo de despues sigo enganchado.Y teniendo en cuenta que estamos en la epoca del CONSUMISMO me costara mucho más dejarlo.

Anónimo dijo...

Aunque sea deportista consumado, no creo que el tabaco en sí mismo sea tan malo como lo pintan... y más cuando uno se ha hecho un poco al uso del mismo, pues está demostrado que este mismo te crea unas defensas que desaparecen en cuanto lo dejas. Por eso es tan común padecer un resfriado cuando lo dejas...
Por cierto, que me gusta tu manera de escribir. No lo dejes aunque la pereza ataque a los lectores para escribir comentarios.

Anónimo dijo...

No creo que sea adecuado usar mi blog para tirarse el rollo ni soltarse con perlas del tipo "soy un deportista consumado" ¿no te da vergüenza?
Machacarse las varices anales con el sillin de una bicicleta mientras se intenta ganar el jubileo nunca hizo de nadie nada mas que un "deportista CONSUMIDO"
Me troncho...

Anónimo dijo...

Y tú qué y tú más!

Me dirás ahora que tiene más mérito meterse un par de Gin-tonics al día que hacer el Camino de Santiago... y yo que te defencía como fumadora!
Pero puestos a faltar, cuando quieras podemos hablar de las fotos que cuelgas... sin rencor!

Anónimo dijo...

"Caminante no hay camino, se hace camino al mamar". A ver si me vas a discutir también a Machado. Si bien es cierto que si te empeñas en hacer caminos a golpe de pedal, ya es cada loco con su tema. El viaje que trasciende es el interno. De ahí que seas incapaz de interpretar los adornos de mi atuendo como "la luz de la trascendencia espiritual al final del tunel de la intolerancia, con chorizo, eso si"
Ay.