“Yo no ronco, es que respiro fuerte”.
A veces hay matices tan sutiles que marcan la diferencia entre un reproche y una característica de la personalidad. Así un roncador tipo oso cavernario en plena hibernación, se convierte en un señor que tiene la particularidad de inhalar el aire mientras duerme, provocando un sonido evocador que nos hace saber que el que yace a nuestro lado está dormido pero vivo, lo que en algunas circunstancias, es de agradecer sobremanera.
“Yo no hablo solo, es que pienso en voz alta”.
No entiendo porque nadie quiere reconocer que, en ocasiones expresa su dialogo interno aunque no haya nadie para escuchar sus proclamas, ni falta que le hace.
Lo de hablar cuando no hay nadie que escuche parece como si fuera cosa de locos, algo de lo que avergonzarse, una cosa para ocultar, un vicio inconfesable.
Es como si no se pudiera emitir sonido alguno cuando falta interlocutor, como si la soledad fuera una censura a la libertad de expresión, como quien sienta a la mesa a su muñeca hinchable.
Sin embargo, está socialmente admitido hablarle al perro ¿? ¿? O al canario ¿? ¿? O a la televisión ¿? ¿?
Me confieso pensadora en voz alta. No como quien admite su alcoholismo sino a mucha honra y sin tener pensado en absoluto abandonar el extravagante hábito.
4 comentarios:
no sabia que loquillo tocara este instrumento tan caliente.
i te puedo asegurar que yo soy de los que hablo solo y en voz arta, porque asi me entero mejor de lo me digo ami mismo.
el desi.
Pero hombre!
No puedo creer que ignoraras tales habilidades del loquillo. Tendrías que verlo soplando de la bota de tintorro....¡brutal!!
y lo que más jode es que encima te pregunten : que dices ?? ---nada que voy a decir --- pues algo estabas diciendo te he oido --- que no mujer que no decía nada ---pues vale,lo que no puede ser es que me hables a distancia --- pero si no te he dicho nada---
en fín que parece de la gilipollez esa de los matrimonios de la tele
El dialogo interno existe....
Hacerlo inolvidable es cosa tuya...
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