domingo, 7 de diciembre de 2008

FOTOGRAFIA POST MORTEM (DAROS PRISA EN LEER QUE QUIERO QUE DESAPAREZCA CUANTO ANTES EN EL FONDO DE BLOG, DA MU MAL ROLLO, COLEGA







Para los que vivimos en el siglo XXI la imagen, la propia imagen en soporte DVD o fotográfico no tiene nada de especial.

Tenemos fotografías en el portátil, en el teléfono y hasta en la cámara de fotos.

Hace un par de siglos, cuando la fotografía se inventó, la cuestión tenía más de arte que de técnica. Solo las familias de posibles tenían acceso a semejante excentricidad. La foto de familia, era entonces un prestigio más que añadir a la lista de privilegios.

En el siglo XIX la gente tenía la mala costumbre de dejarse contaminar por infecciones y epidemias y como Fleming andaba perdiendo el tiempo haciéndose daguerrotipos en lugar de ponerse de firme a descubrir la penicilina, no es de extrañar que el fotógrafo victoriano tuviera la agenda a petar de encargos para inmortalizar difuntos.

Cuesta imaginar que por aquellos tiempos tuvieras que hincar el pico para poder dejar a tus deudos una foto de recuerdo para que nunca se olvidaran de las pintas que tenías el día de tu muerte.

Los servicios funerarios de la época si que eran servicios de verdad. Pienso en el fotógrafo profesional de la época y en toda la chanza que por parte de su familia y amigos que tuvo que soportar.

-“Sobretodo sáqueme al niño que parezca que está dormido pero no muerto, ¿me entiende usted? , es que no quiero olvidarme de su carita”
-“¿Y no podría usted abrirle los ojitos y sentármelo en una silla vestido de marinerito?, es que así, muerto como está no lo quiero recordar”
-“Señora, eso se avisa antes de que pasen 24 horas del fallecimiento, que ahora le vamos a hacer un destrozo a la criatura”.

Tener la foto de un muerto es algo que hoy en día encontramos de muy mal gusto, de un morbo enfermizo y atroz. Así son las modas. Todas las modas.
P.S. En la imagen del padre que sujeta a un niño, el muerto NO es el padre.

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