martes, 2 de septiembre de 2008

VUELTA AL COLE

La mamá de Mª del Mar se siente cada día que amanece como si eso de despertarse no fuera con ella. La mamá de Mª del Mar, maestra con casi veinte años de experiencia a sus espaldas, está de baja por depresión.. A ratos se culpa de las cosas que no hizo, y otras, de las que si hizo. Cuando le da a su cabeza por pensar en lo que hizo, siempre se arrepiente de lo que hizo mal, mientras que cuando le da por pensar en lo que no hizo, continuamente se culpa por lo que pudo haber hecho, como tiene que ser, y, claro; así no hay quien viva y menos aún quien intente ser educadora de nadie.

La mamá de Mª del Mar fue maestra porque sus padres quisieron que tuviera todo lo que a ellos les faltó. Pero resulta que a lo mejor no hacía falta. La mamá de Mª del Mar, por el contrario, solo quiere para su hija todo lo que ella quiera o desee de forma honesta. A lo mejor tampoco hace falta. Si no hubiera sido por aquella mañana en la que Puig, Jordi le dijo gritando que se fuera a su casa a fregar los platos, tal vez ella ahora no estaría replanteándose su vida, con todo ese tiempo sin gastar que ofrece una baja laboral.

La mamá de Mª del Mar recuerda su gesto heroico, cuando le dijo a la comadrona que a su niña nadie le agujereaba la orejas, que no era ninguna res, que la dejaría elegir cuando pudiera hacerlo sobre la conveniencia o no de semejante práctica. Hoy, Mª del Mar ya no sabe donde perforar su cuerpo para poner otro adorno. Curiosamente no lleva pendientes en las orejas, solo en el ombligo, en las cejas, en la nariz, en el labio y en la lengua, bueno, a decir verdad, las orejas también las tiene profanadas, pero en la parte superior, para variar.
La mamá de Mª del Mar no puede decir que su hija no le haya salido estudiosa y aplicada. Lleva estudiando toda la vida, y ha comenzado todos los bachilleratos que se pueden empezar. Con letras falló el Latín que se le atascaba y no lo veía “práctico”. Con el tecnológico fallaron las matemáticas, a las que no les veía una aplicación en la vida. Ahora, con veintiún años, acaba de embarcarse en el bachillerato artístico, que parece que es su meta y su máxima aspiración. La mamá de Mª de Mar tiembla pensando en el momento en que alguien le hable de teatro clásico griego; posiblemente la próxima excusa.

A la mamá de Mª del Mar le cuesta ver con normalidad eso del “pirsing”, a ella siempre le parecerá una aberración propia de tribus bereberes o estrellas mundiales del Rock and roll, y claro, como en España no abundan ni uno ni lo otro, pues se comprende que cuando Puig, Jordi le faltó al respeto, mirándola fijamente mientras la apuntaba con las lanzas que le sobresalen de las cejas, ella se soltara con cuatro verdades que soliviantaron los ánimos de la clase, por decirlo a alguna manera, y provocaron el amotinamiento que la llevó a generalizar sobre la juventud y la falta de valores, que por no tener, ni cultura de bar tienen estos bárbaros.
La mamá de Mª de Mar recuerda las tardes de taberna de su juventud, cuando salía de vinos con sus compañeros de carrera, cuando el alcohol les soltaba la lengua a todos y les hacía tener ideas brillantes y proyectos y jugaban con las posibilidades del país para cuando el dictador muriera. Por lo que se ve, ni el licor es ya lo que era, porque, por lo que ella conoce, hoy solo provoca a la juventud comas etílicos de pronostico reservado, y no un reservado como los de antes ¡aquellos oscuros reservados del atropello carnal!, sino unos con mucha reserva y poco sentido lúdico.

La mamá de Mª del Mar, está pensando en alargar su depresión de forma vitalicia y dedicarse a terminar esa novela que empezó hace tantos años. Solo la literatura la devuelve a un mundo mejor; la terapia de hacer sensaciones con palabras funciona para el que no puede explicar lo que siente.

1 comentario:

Unknown dijo...

En mi opinión la madre de Mª del Mar devería de empezar a olvidarse de ella y pensar más en si misma que todo tiene un limite, y si Mª del mar ha sido lo suficiente mayor para decidir taladrarse medio cuerpo lo será ¨digo yo para sobrevivir sin su ayuda¨ y dejar a esa santa dedicarse a sus cosas.