lunes, 4 de mayo de 2009

¡CON LO FACIL QUE ES SER FELIZ...!




Cuando todo está bien no sabemos apreciarlo. No somos conscientes de lo bien que nos va, o mas bien no lo valoramos en la misma medida que cuando está todo mal.
Cuando todo va bien, siempre hay algo que se puede mejorar; las cosas nunca están bien del todo.
Cuando todo va mal, sin embargo, no hay nada que vaya bien, eso sin contar que la adversidad no coincida con un dolor de muelas, que entonces la dimensión de la desgracia se eleva a la categoría de catástrofe. De alguna manera, el sufrimiento físico nos pone en nuestro sitio:

- “Nenaza llorica, que ayer no te dolía la muela y no te diste cuenta de lo feliz que eras”
- “Cuando deje de joderme la muela juro no volver a quejarme por tonterías”

No somos nunca felices porque idealizamos las vidas de los demás. La envidia no nos deja tranquilos.
Un poco por eso y otro poco porque no engañan desde la más tierna infancia, la vida nos da unos palos de la hostia.
A los padres, a los de antes, no se porque les parecía mas adecuado decirnos que los niños los traía una cigüeña, y que tres señores, a la sazón Reyes de Oriente, se tomaban la molestia de traernos juguetes con la condición de que nos portáramos bien. Eso sí que es traumatizar a un infante. Casualmente nunca nos portábamos bien del todo al gusto de esos señores, porque rara vez encontrabas lo que educadamente pedías. Y luego venía el repaso mental:

-¿Y donde la habré cagao yo este año?
-¿Y este juego de peluquera, a que viene?

Después siempre estaba la típica compañera de clase que era la maldad en estado puro y que no se que de manera siempre conseguía colársela a sus Majestades.
La cigüeña y los Reyes Magos son los padres, los de antes nos mentían para eludir sus responsabilidades:

-“La cigüeña te va a traer un hermanito”
-“¿La cigüeña?, pero si yo se lo pedí a los Reyes Magos!!”
-“Es que lo queremos en verano para que no pase frío”
-“¿Y la cigüeña no me puede traer una Barbie?”
-“Eso los Reyes Magos si te portas bien”

Ya estamos: “si te portas bien”, es imposible portarse bien para esos tres rencorosos de mierda. La cigüeña me cae mejor, se ve más dispuesta.
El coco también son los padres, y la cuchara que vuela con la comida en dirección a tu boca, no es un avión; también son los padres. Y la caperucita de guiñol que casualmente habla como tu madre, es tu madre. Y el lobo tu padre. Los padres lo son todo, menos tu dolor de muelas, que ya es cosa de la caries.

Creciendo bajo semejantes auspicios, es de natural que llegando a adultos cuando nos invade la sensación de que todo va mal y no podemos echarle la culpa ni a la cigüeña ni a los Reyes agradezcamos infinitamente una boca sana.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

la felicidad con los tiempos que correr, es como la loteria solo hay unos cuantos agraciados.

Unknown dijo...

esto que ley es autentic q no pariiiiiiiii

ANABEL dijo...

¿QUE NO PARIN DE DOLERNOS LAS MUELAS?
PRECISA...
AL ANONIMO DECIRLE QUE HAY QUE COMPRAR EL DECIMO POR LO MENOS...

Sergio Báguena dijo...

Llámame radical si quieres, pero yo ante esos males, prefieron que me los corten de raíz. Así puede uno empezar una colección de joyas en el interior de tu boca! Ya se va perdiendo la costumbre de los dientes de oro y todo eso. Una pena...